Como cristianos, somos llamados milagrosamente por Dios. Ese llamado que Dios nos da junto con los dones y talentos son para servirle a Él, la iglesia y a la comunidad. El llamado, los dones y el servicio, se pueden ver opacados cuando perdemos de vista el verdadero significado al cual fuimos llamados. Como iglesia, a veces se nos olvida que Dios es quien nos llamó a servir y no a nosotros mismos. Cuando se nos olvida tener compasión y empatía por los demás podemos caer, y en muchas ocasiones ser la adversidad para nosotros, la iglesia y la comunidad.
Jesús los llamó: «Vengan, síganme, ¡y yo les enseñaré cómo pescar personas!».
Marco 1:17 (NTV)
